Hábitos de vida saludable
Las IMID son enfermedades crónicas, inflamatorias, de tipo autoinmune, no contagiosas, donde la genética juega un papel importante, y con una evolución muy ligada a factores externos. En estos factores externos, se incluyen los hábitos de vida como la alimentación, el tabaco, el alcohol, el ejercicio o actividad física.
¿Qué objetivos deben perseguir las medidas dietéticas?
Es fundamental que la ingesta de alimentos sea suficientemente abundante como para cubrir las necesidades metabólicas y de actividad diaria de los pacientes, evitando así la pérdida de peso y la desnutrición. Algunas enfermedades IMID, como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa, pueden desarrollar deficiencias nutricionales y pérdida de apetito. En el caso de la enfermedad de Crohn, entre el 50 y el 70% de los pacientes con esta enfermedad presentan carencias nutricionales. En ocasiones, los periodos de inapetencia se prolongan, por lo que es aconsejable que el paciente se esfuerce en alimentarse adecuadamente.
¿Son útiles los suplementos nutricionales?
Cuando existe desnutrición, los suplementos nutricionales son un pilar básico en el manejo de la IMID. Se trata de preparados que incrementan el aporte de calorías y de proteínas y pueden ser administradas por vía oral (nutrición enteral) o intravenosa (nutrición parenteral).
Pautas para una alimentación correcta
La dieta del paciente con IMID debe ser sana, equilibrada y variada, y además llevar un estilo de vida saludable. Esto consiste en realizar ejercicio físico regularmente (adaptado a las posibilidades de cada persona), evitar el consumo de substancias nocivas como el tabaco y el alcohol y mantener el organismo correctamente hidratado.
Para ello es importante que la dieta esté compuesta por alimentos de los diferentes grupos:
- Verduras: Cocidas y crudas
- Legumbres.
- Carne. Disminuir el consumo de carnes grasas por el consumo de pescado y carne más magra (aves, conejo y pescados).
- Pescado blanco y azul.
- Grasas: Aceite de oliva (preferente para cocinar y aliñar). Limitar el consumo de grasas saturadas
- Cereales. Consumir algunos alimentos integrales.
- Lácteos.
- Fruta fresca.
- Frutos secos.
- Moderar el consumo de sal (tanto de adición, como a través del consumo de alimentos salados: snacks, embutidos, algunos precocinados...).
- Reducir el azúcar de adición: limitar los alimentos dulces, zumos industriales y refrescos.
Durante un periodo de actividad o brote de las enfermedades, algunos alimentos o bebidas pueden empeorar los síntomas asociados a la patología. Por ello se recomienda llevar un registro de aquellos alimentos que afectan negativamente de manera reiterada a cada paciente y comentarlo con el médico o especialista antes de eliminarlo de la dieta.
La importancia de hidratarse
Estar hidratado significa que el agua que consume a través de bebidas y alimentos guarda un equilibrio con el agua que su cuerpo pierde por la transpiración, la respiración, la eliminación y otros procesos corporales. Para mantener un buen estado de salud, el agua deber ser la bebida principal. Además, otras bebidas recomendables son los zumos y bebidas naturales sin azúcar añadida, las sopas caseras o los tés de hierbas.
Eliminar el consumo de tabaco y alcohol
El tabaquismo es uno de los hábitos más dañinos para el cuerpo que existen. El tabaco genera o desencadena muchas enfermedades, especialmente de la piel como la psoriasis y pueden reducir la eficacia de los tratamientos. En el caso de la Enfermedad de Crohn, por ejemplo, un estudio mostró que los pacientes con esta enfermedad que continúan fumando son el doble de propensos a tener un brote si se compara con las que han dejado de fumar.
El alcohol también interactúa con muchos medicamentos y provoca, por tanto, que estos tratamientos se vuelvan inútiles en personas que toman bebidas alcohólicas.
¿Es necesario adaptar la dieta a las diferentes fases de la enfermedad?
Es importante tener en cuenta que no existen dietas exclusivas o universales que se puedan aplicar de forma generalizada a todas los pacientes con IMID. Las indicaciones o recomendaciones nutricionales serán diferentes en función del estado en el que se encuentre la enfermedad, de la presencia o no de complicaciones asociadas a la misma y de las características propias de cada paciente.
Durante un periodo de actividad o brote de las enfermedades, algunos alimentos o bebidas pueden empeorar los síntomas asociados a la patología. Por ello se recomienda llevar un registro de aquellos alimentos que afectan negativamente de manera reiterada a cada paciente y comentarlo con el médico o especialista antes de eliminarlo de la dieta.