Paciente experto
El conocimiento de la IMID nos ayuda a adoptar hábitos y conductas saludables para contribuir en la mejora de la evolución de nuestra enfermedad.
Una vez que comprendemos la enfermedad, empezamos a saber cómo hablar con nuestro médico sobre el tratamiento y nos convertimos, por tanto, en un paciente experto. En ese momento es clave la colaboración con el especialista. El profesional sanitario nos proporciona la información necesaria para que seamos capaces de responsabilizarnos de nuestro autocuidado. Somos también colaboradores porque podemos detectar las complicaciones de la enfermedad, cuándo y por qué aparecen. De esta forma, podemos participar en la toma de decisiones de manera coordinada con los especialistas.
Como pacientes expertos tenemos un papel activo en el curso de nuestra enfermedad. Este conocimiento se puede trasladar a otras personas que también tienen una IMID. Transmitir nuestra forma de enfrentarnos a la patología y nuestro día a día proporciona, por una parte, apoyo a otros pacientes para continuar con su vida diaria y, por otra parte, ayudar a que tomen conciencia de la importancia del autocuidado.
Además, explicar nuestra experiencia a personas que se encuentran en nuestra misma situación puede servir como punto de partida para que estos pacientes sean capaces de superar sus miedos y temores. Cuando tendemos la mano a quien lo necesita brindamos la oportunidad de ayudar a otras personas con IMID a mejorar su calidad de vida.
Los pacientes expertos nos convertimos en un nuevo aliado para informar sobre el cuidado de la salud y el manejo de la patología en cuestión. Pero nuestro papel va más allá y también puede servir a los profesionales sanitarios para mejorar la calidad de sus servicios, subiendo un escalón más en la evolución a pacientes corresponsables.