Tengo una IMID, ahora qué pasa

Evolución del paciente

Te acaban de diagnosticar una IMID. Lo primero que tienes que saber es que todo lo que estás sintiendo es normal y que no estás solo. Ahora vas a pasar por un proceso natural hasta que aceptes tu diagnóstico y te vamos a ir preparando para cada fase. Debes saber que el tiempo para cada etapa es diferente en cada persona.

Primera fase: Negación

Lo primero que sentimos al enterarnos de que padecemos una enfermedad crónica es la negación. Se trata de una reacción de defensa que provocamos nosotros mismos, pues no estamos mentalmente preparados para la pérdida de salud.

En esta fase tiendes a pensar que el médico se ha confundido, que incluso nosotros sabemos algo más, que los análisis están mal, y empiezas a buscar explicaciones y opiniones, no solo en expertos, sino  en familiares y amigos. Pero posiblemente te sientas solo, esto es una característica de esta fase. Pensarás que tu entorno no entiende a qué te enfrentas, y no sabe cómo calmarte.

Así pues, se trata de una fase en la que la búsqueda de información es crucial. Pero internet puede confundirte muchas veces, pues hay demasiada información, así que deberás aprender dónde buscar: desde UNiMid recomendamos acudir a páginas que estén avaladas o certificadas, en caso de duda puedes preguntar los profesionales sanitarios o a otros pacientes que han superado la enfermedad.

Segunda fase: Enfado

En esta fase, nuestra enfermedad ya es evidente te enfadas con todos aquellos que te rodean. Con los médicos, por no haberte cuidado mejor, con tu familia y amigos por no comprender nada de lo que estás pasando, e incluso contigo mismo, por pensar que has podido hacer algo mal. Es normal intentar buscar el por qué nos tiene que tocar a nosotros y que no es justo en absoluto.

Es importante tener en cuenta que lo único que conseguimos con el enfado y la ira es aumentar nuestro estrés. Conviene intentar destinar esa energía a tratar la enfermedad y mejorar la salud y calidad de vida.

Tercera fase: Negociación

En esta etapa intentarás llegar a acuerdos contigo mismo y con los demás para mejorar tu salud y calidad de vida.

Lo más importante en esta fase es comprender que la enfermedad crónica no es un castigo por algo que has hecho mal. Es una de las muchas enfermedades que simplemente forman parte de la vida de otras muchas personas.

Cuarta fase: Depresión

Llega el punto en el que pensarás que tu vida ha cambiado. Es normal sentir que no logras llevar a cabo muchas actividades que antes sí podías, o compararte con los demás. En esta fase aparece también el miedo, sobre todo lo que traerá la enfermedad a tu vida. Todo ello puede llevar a que sientas pena por ti mismo, y ello te lleve a renunciar a hacer planes, a pensar que no encuentras alegría en la vida. Por lo tanto, llegarás a un punto de depresión y desesperación. Es totalmente normal sentirse así.

Lo que debes saber, para poder pasar esta fase, es que no todos los días van a ser malos, y que si aprendes a manejar tu IMID, a entender sobre los tratamientos y cuidados, estos días buenos aumentarán, y tendrás más posibilidades de mejorar tu calidad de vida. Puede que sea mejor de lo que habías imaginado.

Tienes que saber que aunque el tratamiento nos vaya bien, es normal estar triste o preocupado de vez en cuando, cuando los síntomas se incrementan o se nos presente un brote. Pero si reconocemos esas emociones y las aceptamos como tal cuando se manifiestan, sin duda estamos encaminados al objetivo personal de afrontar la enfermedad, que es el primer paso para lograr recuperar gran parte de la calidad de vida perdida.

Quinta fase: Aceptación

Se trata del momento en el que ya aceptas la enfermedad como una parte más de tu vida. Estarás comprometido con tu enfermedad y ya no te pondrás más trabas a ti mismo de las que ella misma origina.

No se trata de resignación, pues se trata de aceptar que la vida va a ser diferente a lo que habías esperado. Recuerda, tú tienes el control de tu vida y eres más que tu enfermedad.